martes, 9 de febrero de 2010

Debate sobre el Buen Vivir / Vivir Bien

La Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas – CAOI, viene impulsando un proceso de debate y reflexión sobre el Buen Vivir / Vivir bien. En ese marco, el día jueves 28 de enero, en el auditórium Faustino Sanchez Carrión del Congreso de la República del Perú se ha desarrollado un foro público “El Buen Vivir de los Pueblos Indígenas Andinos”. De estas ponencias se entrega un resumen que refleja la filosofía, políticas, estrategias y experiencias de los pueblos andinos.

Fernando Huanacuni
Aymara boliviano

Vamos a compartir aquí en nuestra pacha, tiempo y espacio, todas las reflexiones de este torrente de las aguas y las vertientes de nuestros abuelos, de nuestras abuelas.

La enseñanza de los abuelos y abuelas no es solo racional, tiene el ímpetu y la fuerza de la vivencia, la claridad de la mente y el corazón. Ante las nuevas condiciones de la realidad a las que nos ha llevado la modernidad, el desarrollo, el humanismo, el antropocentrismo, el deterioro de nuestra vida y la vida en su conjunto, hoy emerge vigorosa, fuerte, traslúcida la voz de los pueblos indígenas originarios.

Tenemos que ir hacia algo, hacia alguna parte. En aymara decimos Taki, el camino sagrado. Indudablemente ahí aparece el allin kausay (quechua) sumak qamaña (aymara), vivir bien (castellano). Ese horizonte nos permite reconstituir nuestra fuerza, nuestra vitalidad, saber quiénes somos, cómo vivimos, con qué fuerzas y quiénes nos acompañan.

Armonía y equilibrio

Vivir bien nos hace reflexionar que debemos vivir en armonía y en equilibrio. En armonía con la madre tierra. La Pachamama no es un planeta, no es el medio ambiente, es nuestra madre tierra. Vivir en armonía con el cosmos, porque el cosmos también tiene ciclos, ritmos; vivir en armonía con la historia, saber que estamos en tiempos del pachakuti, la época del reordenamiento de la vida, de la revitalización de las fuerzas naturales ante la conducta antinatura del pensamiento occidental.

Vivir bien es vivir en armonía con los ciclos de la vida, saber que todo está interconectado, interrelacionado y es interdependiente; vivir bien es saber que el deterioro de una especie es el deterioro del conjunto. Pensamientos y sabidurías de nuestros abuelos y abuelas que hoy nos dan la claridad del horizonte de nuestro caminar.

El movimiento indígena originario en el horizonte del vivir bien, no solamente busca reconstituir el poder político, social, jurídico o económico: esencialmente busca reconstituir la vida, reencontrarnos con nosotros mismos.

Somos pachamama

Somos hijos de la madre tierra, somos hijos del cosmos, por lo tanto no existe la dicotomía ser humano-naturaleza, somos naturaleza, somos pachamama, somos pachacamac, somos vida. Por lo tanto, somos responsables también como agricultores de la vida.

En estas nuevas condiciones emergentes, reconstituir nuestra identidad es volver a los principios básicos convencionales, no humanos, sino de la vida, de la naturaleza. Volver a nuestra sabiduría, a nuestros ancestros, al camino sagrado. No es retroceder sino reconstituirnos en los principios y valores que no tienen tiempo, que no tienen espacio.

Vivir en equilibrio con quiénes, con todas las formas de existencia. “Todo vive”, decimos en aymara: las montañas, el río, los insectos, los árboles, las piedras, todo vive; por lo tanto, es parte de un equilibrio perfecto de la vida. Y nosotros para reconstituir el vivir bien tenemos que vivir en equilibrio con todas las formas de existencia y no solamente con todo lo que vemos, incluso con lo que no vemos: nuestros abuelos, abuelas, nuestros ancestros, porque ellos también están con nosotros.

Proceso de naturalización

Salir de esa visión monocultural, uninacional, salir del monocultivo mental. Así como el monocultivo ha deteriorado la madre tierra, la vitalidad y la fertilidad de la madre tierra, tenemos que salir del monocultivo mental que también ha deteriorado nuestra capacidad natural que cada uno tenemos. Estamos emergiendo en estados plurinacionales, saliendo del estado colonial, de la república que solamente nos ha sumido en una individualidad humanista.

Cuando hablamos de vivir bien, estamos hablando de un proceso de naturalización y no solamente de humanización, porque el proceso de humanización que occidente ha planteado sigue viendo al ser humano como el rey de la creación y a los demás seres como objetos. Vivir bien significa entrar en ese proceso de naturalización, volver a nuestra naturaleza, saber que todo vive y saber que todo está interconectado y todo es interdependiente. Salir de la premisa de occidente. Occidente dice: ganar no es todo, es lo único. Y nos sume en una competencia desleal, deshonesta entre humanos. No solamente humanos sino con todo tipo de existencia. Vivir bien significa comprender que si uno gana o uno pierde, todos hemos ganado o perdido.

Vivir bien significa mirar bien el horizonte, reconocer que la vida humana no es el único parámetro, ni la forma de entender a través de lo racional es la única. En aymara decimos: sin perder la cabeza caminemos la senda sagrada del corazón. Es abrirnos a la vida, es comprender que la vida tiene facetas importantes para reconstituir la vida misma.

Reconstituir nuestra identidad

El estado que estamos cuestionando, humanista, individualista, jerárquico, depredador, homogenizador, emerge de una cosmovisión y esa cosmovisión tiene un carácter individual, machista y humanista. Por lo tanto, para reconstituir la cultura de la vida en el horizonte del vivir bien, tenemos que reconstituir nuestra cosmovisión y eso significa nuestra identidad. Significa hacernos las preguntas fundamentales: quiénes somos realmente, qué corazón tenemos, quiénes han sido nuestros abuelos y con qué fuerza han caminado.

Este es un tiempo de reordenamiento de la vida, pachakuti decimos en aymara y quechua. Reordenamiento no solamente para alcanzar el poder político sino esencialmente para reconstituir la vida. Ese es el mensaje de los abuelos y abuelas y hoy repercute con más fuerza ante las condiciones adversas de la humanidad en que el modernismo y el capitalismo nos han sumergido.

Hay que diferenciar vivir bien del vivir mejor. Vivir mejor significa ganar a costa del otro, es acumular por acumular, es tener el poder por el poder. Pero vivir bien es devolvernos el equilibrio y la armonía sagrada de la vida. Todo lo que vive se complementa en un ayni que es una conciencia de vida, el ayni es la conciencia de que todo está interrelacionado. El árbol no vive para sí mismo; el insecto, la abeja, la hormiga, las montañas, no viven para sí mismos sino en complementariedad, en reciprocidad permanente: a eso llamamos ayni.

Tiempo del Pachakuti

La gran pregunta es: para qué vivimos nosotros. Porque desde la visión occidental pareciéramos el virus que está deteriorando la vida misma en su conjunto, sin saber que el deterioro de cualquier especie, pequeña o grande, es el deterioro de todos nosotros y de la vida misma. Hoy nuestra generación despierta al llamado de una responsabilidad generacional, saber que nosotros no somos seres individuales, somos los ojos de los abuelos, somos la voz de los abuelos, por lo tanto también somos la acción y la esperanza de los abuelos. También somos la semilla de quienes van a venir después de nosotros, la semilla que va aportar a que la cultura de la vida se fortalezca.

Ante las condiciones antinatura, se fortalecen y se revitalizan las fuerzas naturales: ese es el tiempo en que estamos viviendo. Pachakuti, reordenamiento de la vida, un buen tiempo. Nosotros tenemos un abuelo que se llama Tata Avelino Siñani que ha hecho la escuela ayllu, mostrando la pedagogía y el sistema comunitario de educación. El decía que el mejor tiempo para ver es la oscuridad. En aymara decía: ahora es cuando, no mañana y no pasado: ahora. Por lo tanto toda esta sabiduría del vivir bien, nuestro horizonte, camino, fuerza del vivir bien, nos está mostrando la grandeza de la vida de nuestros abuelos y abuelas hoy reflejada en la esperanza de nuestra generación.

Vivir bien es devolvemos el equilibrio y la armonía, comprender que hay ciclos de la madre tierra, por lo tanto hay que sembrar y cosechar en su época y no en otras épocas, salir del monocultivo que ha destrozado nuestra vida, como la fertilidad de la madre tierra, salir del monocultivo mental que no nos permite ver tanta diversidad de la vida.

Nos hemos levantado por la vida

Delfín Tenesaca
Presidente de la Confederación de Pueblos de la Nacionalidad Kichwa del Ecuador

Parto de una expresión Kichwa de nuestro país (Ecuador), el llaki kausay, que significa vivir triste, vivir en una situación difícil, dura, problemática, donde no hay vida.

Yo quisiera empezar por definir por qué el buen vivir, por qué la plurinacionalidad, por qué algo nuevo, por qué el empezar de nuevo, por qué cambios profundos. ¿Por qué la reconstitución? ¿Por qué las constituciones? Esas expresiones que se escuchan en diferentes países de América Latina, pero también en el mundo.

En 1492, con la conquista, empezó el colonialismo. Luego los Estados republicanos enjaularon nuestra conciencia, nuestra sabiduría, nuestros conocimientos. Con las escuelas, con la llamada ciencia, la ciencia occidental que se contrapone a nuestros saberes de la cosmovisión. Desde esa época, desde esa occidentalización, la situación para los pueblos indígenas del Abya Yala, del Tawantisuyo, como que cada vez vamos peor. 

La Pachamama es nuestra vida

Nosotros entendemos que nuestra Pachamama es nuestra vida y nosotros somos parte de la Pachamama. Lamentamos que con todo ese mundo tecnológico, con esta ciencia, con este conocimiento; sólo pensado en la plata, en tener más, en ganar más, en tener más poder, la estamos acabando, la están destruyendo. Hemos constituido un mundo de consumidores. Al convertirnos en consumidores, tenemos que someternos y ser dependientes de las grandes empresas multinacionales… Hasta a la Pachamama hemos hecho dependiente de químicos que matan la vida.

Esa es la realidad, así en forma general y así vamos construyendo ese desequilibrio de la vida, de la Pachamama, de la naturaleza, de los seres humanos. Esa es la queja que día a día se está viviendo en todo el mundo. Ustedes los grandes investigadores de la materia, sociólogos, científicos, investigadores, lo saben muy bien. Pero las noticias, los titulares de las noticias, de lo que está pasando en Haití, lo que está pasando en África, lo que está pasando con nuestros pueblos… Como dicen nuestras compañeras mujeres, a veces llueve de más, a veces no llueve, todo eso nos muestra que la Pachamama ya no aguanta más, está enferma.

Nosotros también estamos degenerando en pensamiento, en saberes, en vida, en esas experiencias. Pero no podemos quedarnos en lamentos y quiero compartir con ustedes lo que he recogido de la vida de la gente.

Tierra, agua, saberes

Sin tierra, sin agua, no hay buen vivir, así dicen los grandes chacareros, los taitas.

Desde 1990 en el Ecuador hemos peleado por la tierra, por la soberanía alimentaria, nos hemos levantado por la medicina natural, nos hemos levantado por nuestros saberes ancestrales, nos hemos levantado por nuestros signos y símbolos, nos hemos levantado por la vida. Somos de diversos pueblos y nacionalidades y somos fuertes, por eso hemos vivido más de 517 años de tanta injusticia y tanto atropello.

Hoy estamos proponiendo alternativas de vida, y no solamente hemos resistido, sino también ha resistido toda esa ciencia, sabiduría y conocimiento, nuestros principios filosóficos. Estos principios filosóficos ahora se han convertido en sumak kausay, en allin kausay, ahora considerado como el buen vivir.

La Pachamama es nuestra vida, nuestra base, y ahí está nuestra tierra, nuestra agua, nuestro aire, nuestro calor, nuestros runas, nuestros animales, nuestras plantas, nuestros recursos naturales. Y hoy se ve muy claro que los pueblos originarios estamos pidiendo que no se exploten minas, no destruir la vida, no destruir la naturaleza y nos consideran ignorantes. Nos dicen que estamos pisando sobre el oro, pero lo dicen pensado solamente desde la economía, no pensado desde la vida.

Pero nosotros tenemos nuestros saberes, nuestros conocimientos para defender la tierra. Ahí está el llamado el Ñunti. El ñunti es un concepto que permite horizontalizar la sociedad y entender la regulación y los bienes de la tenencia de las personas; allí está la vida colectiva, lo comunitario. Tenemos la responsabilidad de fortalecer esas colectividades, el sistema comunitario, esa forma de vivir tradicionalmente para repartir la abundancia.

Comunitarios con todos

Nosotros somos fuertes, no solo para resistir sino para enfrentarnos al neoliberalismo. Y ahí viene al sumak kausay, el buen vivir para defender el sistema de vida de los pueblos, de nosotros. No somos comunitarios únicamente entre nosotros, somos comunitarios con los pueblos y con los otros pueblos, por eso la exigencia de la plurinacionalidad.

Y cuando realmente se aplique la plurinacionalidad con todas sus normas, estamos seguros que vendrá el buen vivir, porque el buen vivir no es sólo cuando se tiene una buena casa o un auto o porque ya se tiene suficiente dinero y con eso es el buen vivir. No, nunca llagará con eso, sino cuando las estructuras del sistema político y económico de cada uno de los países, de los Estados, haya cambiado, se hayan convertido en un país y un mundo de todos.

Esa es nuestra cosmovisión, por eso miles y millones de mujeres y hombres, ancianos y ancianas, maestros y maestras, sabios y sabias, están diciendo: entregaremos nuestra vida porque nuestros hijos e hijas necesitan el buen vivir, para lo cual nuestros nuestros taitas, nuestros sabios están anunciando que viene el pachakuti: la luz del nuevo tiempo y del nuevo espacio.


Armonía de la Comunidad de la Naturaleza

Luis Macas
Líder indígena kichwa del Ecuador.

Estamos aquí para compartir las ideas, debatir y reflexionar juntos, para construir propuestas. Porque, como que los representantes de los Estados que son los gobiernos se están aburriendo ya; dicen que los indígenas solamente gritan, patalean, hacen sus protestas, pero sin propuestas. Y, de manera permanente, el movimiento indígena lo que ha hecho es precisamente presentar propuestas. No propuestas acabadas por supuesto, son propuestas que van en dirección de mejorar. Son propuestas que no van únicamente hacia las naciones originarias, los pueblos originarios, sino mirando la totalidad de la realidad actual que vivimos en esta extensión del territorio que denominamos Abya Yala.

Toda sociedad es el resultado de un proceso social, económico, político, cultural, histórico determinado. Los pueblos o las naciones, los que estamos aquí, los que nos hemos visibilizado en estos últimos tiempos, los seres humanos, somos el producto de la vida en sociedad. No puede ser de otra manera, por eso hay que poner en la mesa de debate estas propuestas, porque se cree que en estos días nacen de la nada las propuestas de las naciones y pueblos originarios, eso es lo que los gobiernos nos han cuestionado.

Principios del Buen Vivir

La convivencia es posible en tanto existan los consensos y la voluntad y las condiciones para lograr la armonía en la comunidad, obviamente la comunidad y la naturaleza. Estas formas de relaciones determinan las formas y los sistemas de vida en los seres humanos. Es decir que somos colectivos. Todos los pueblos originarios, incluso en el occidente, nacieron así. Luego nos individualizan, nos ciudadanizan, que es prácticamente romper con una vida para imponernos otra totalmente distinta.

Ahora decimos en el Ecuador, como ironía, está ya colgado en la Constitución el sumak kawsay. Pero preguntamos si eso está reflexionado, para qué sirve y por qué está en la Constitución Política del Estado. Está claro que esto se origina en la vida, en la práctica, en la cotidianidad de nuestros pueblos.

El Sumak, es la plenitud, lo  subime, excelente magnífico, hermoso(a), superior.
El Kawsay, es la vida, es ser estando. Pero es dinámico, cambiante, no es una cuestión pasiva.

Por lo tanto, Sumak Kawsay sería la vida en plenitud. La vida en excelencia material y espiritual. La magnificencia y lo sublime se expresa en la armonía, en el equilibrio interno y externo de una comunidad. Aquí la perspectiva estratégica de la comunidad en armonía es alcanzar lo superior.

El sistema comunitario se sustenta en los principios del randi-randi: la concepción y práctica de la vida en reciprocidad, la redistribución, principios que se manejan y están vigentes en nuestras comunidades. Se basa en la visión colectiva de los medios de producción, no existe la apropiación individual, la propiedad es comunitaria.

El ruray, maki-maki, es la organización del trabajo comunitario, que se ha generalizado hoy por hoy en todos los pueblos. En Bolivia se dice la minka o el ayni. La organización del trabajo es así, absolutamente distinta a lo que nos han enseñado en la escuela, con mayor énfasis en la universidad.

El ushay, es la organización social y política comunitaria, que es el poder de la organización, el sistema de organización.

El yachay, los saberes y conocimientos colectivos, se sigue practicando en nuestras comunidades. Los saberes no son individuales sino colectivos, la transmisión de esos conocimientos va de generación en generación.

Propuesta de lo diverso

Hay un momento en que esto se rompió para decir que el conocimiento, los sistemas económicos, el sistema de organización son únicos. Los pueblos indígenas tenemos que decir que eso no es así. La pluralidad de los sistemas expresan la ruptura epistemológica. El sistema económico, político, de organización de nuestros pueblos, es absolutamente distinto, no tiene que ver nada con eso que nos han enseñado. Incluso el sistema democrático es una concepción absolutamente ajena a las comunidades, porque nosotros practicamos los consensos.

La propuesta de lo diverso genera el rompimiento del pensamiento único, universal y homogéneo. Esto es lo que provoca las reacciones de los representantes de los sectores dominantes en cada uno de nuestros países. Porque no cambia nada hasta estos días, en ninguna parte de este continente, porque todo sigue siendo igual.

Hay mucho por discutir, pero he querido abonar las ciencias sociales en América Latina desde el punto de vista del Ecuador. El movimiento indígena en su conjunto eleva la voz y dice que aquí no hay el monismo cultural ni el monismo jurídico.

Desde nuestro punto de vista advertimos la presencia de dos matrices civilizatorias que han convivido durante 500 años y más:

-         La matriz civilizatoria occidental-cristiana y centenaria, que es eurocéntrica, egocéntrica, decimos centenaria porque es reciente.
-         La matriz civilizatoria indígena y milenaria, que existe desde hace 10 mil años.

Por eso decimos que hay múltiples paradigmas. Ya no existe un solo paradigma, ese paradigma universal que es el occidental. Occidente anula la existencia de otros sistemas y paradigmas, como el paradigma de Oriente, el paradigma de Abya Yala, el paradigma de África. El paradigma de Occidente viene acompañado por el cristianismo. 

Acumulación y mercantilización

El sistema occidental establece como su modelo dominante y universal el capitalismo, cuya esencia es la acumulación. Su base es la apropiación de los medios de producción, la privatización de la Madre Naturaleza. Incluso los conceptos los debemos ir revisando, nos han enseñado a decir recursos. Nos dicen recursos humanos, recursos naturales, porque todo tiene que ver con la mercantilización de las cosas, la mercantilización del ser humano, en ese sentido ellos han puesto los nombres perfectos.

El sistema occidental se sustenta en la explotación del trabajo del ser humano. Se considera el sistema económico, político, de la vida, único, válido y global, ese es el sistema occidental.

El concepto de crecimiento económico es la base del desarrollo social, es el símbolo de progreso sin alternativas. El desarrollo y el crecimiento económico bajo el control del mercado, expresión de lo individual y el egoísmo. El modelo procura desarmar las nociones de planificación social y formaciones sociales o colectivas para la ampliación de las fronteras de explotación. A más crecimiento, más acumulación del capital. Así es como se mueve el mundo actual.

Estados Plurinacionales

Los Estados Plurinacionales se sustentan en la diversidad de la existencia de nacionalidades y pueblos, como entidades económicas, culturales, políticas,  jurídicas, espirituales y lingüísticas, históricamente definidas y diferenciadas. Se dirigen a desmontar el colonialismo. Si nosotros hubiéramos dicho en los años 70 que el estado se sustenta en naciones, nos hubieran colgado, por eso decimos nacionalidades aun sabiendo que somos naciones. Para desmontar este estado colonial debemos hacerlo desde la autodeterminación de los pueblos.

Pero hay que tener en cuenta que dentro del estado plurinacional no solamente estamos naciones originarias, pueblos originarios. Hay otros, por ejemplo la afrodescendencia que está junto a nosotros en este continente, están los mestizos, algunos dicen blancos mestizos, pero nosotros los conocemos como indios mestizos, y estamos juntos, juntos aunque sea de espaldas. Pero lo que queremos es que construyamos este Estado juntos, un Estado nuevo desde la crítica a las estructuras del Estado. A esa institucionalidad actual hay que darle duro porque son estructuras coloniales. Además, no quedarnos ahí, hay que cuestionar este modelo, tenemos que destruir este modelo, para construir un Estado distinto, nuevo y un modelo distinto de vida.

Dimensiones contrapuestas

Descartes, un representante del pensamiento occidental, dice que el hombre es amo y señor de la naturaleza. Es la visión del capital, el crecimiento económico, que rompe la relación del ser humano con la naturaleza y la ve como recurso, como mercancía y privatizable.

En cambio, el jefe indígena de SeattleEstados Unidos, dice algo hermoso: “La humanidad no hizo el tejido de la vida, es solo una hebra… y lo que hace con la trama o el tejido se lo hace a sí mismo”. Venimos de ella, vivimos en ella y somos parte de la Pachamama.

Hoy estamos viviendo la crisis planetaria, es porque la estamos haciendo con nuestras propias manos. Nos estamos rasgando las vestiduras, preguntándonos y ahora qué pasa, por qué llueve, por qué hay inundaciones, por qué la sequía, etcétera, es decir el calentamiento global.

La ética y el crecimiento económico son dimensiones contrapuestas, no tiene que ver nada con lo que piensa occidente, porque occidente piensa primero en la explotación de la naturaleza y la humanidad, por eso son dimensiones contrapuestas. El crecimiento y el libre mercado han generado la competitividad, vivimos en una locura, todo es competitividad. En nuestras universidades enseñan esta forma de vida, si no es competitivo, no puede entrar al sistema, simplemente se queda. Esto se contrapone al concepto de complementariedad que existe en nosotros los pueblos originarios, un concepto y práctica que son milenarios. Es una sociedad de competidores, una sociedad de perdedores, de violencia y miseria.

Opción para todos

No es posible la convivencia del Sumak Kawsay y el sistema actual, no puede ser un sistema de este Estado, hay que pensar fundamentalmente en el cambio de estructuras de este Estado y construir uno nuevo, pero hecho con nuestras manos, con las manos de todos y todas. Estamos presentando una propuesta como opción de vida para todos, no es una propuesta indígena para los pueblos indígenas sino para toda la sociedad.

Debemos llegar a acuerdos, consensos entre los diferentes sectores hacia la construcción de una sola agenda, una propuesta de lucha y al entendimiento del  Sumak Kawsay. El objetivo es recuperar y desarrollar nuestros sistemas de vida, instituciones y derechos históricos, anteriores al Estado, para descolonizar la historia y el pensamiento.



Estamos construyendo nuevos paradigmas

Miguel Palacín Quispe,
Coordinador General de la CAOI.

Quienes hemos revisado nuestro pasado encontramos el Abya Yala lleno de todos los procesos, los Pachakutis, los nuevos tiempos que han venido acompañados de desastres climatológicos, desastres políticos y grandes transformaciones.

Nuestros sabios dicen que estamos en el décimo pachakuti y todo va a cambiar. Ese es el tiempo que nos ha tocado vivir. Por eso es que somos actores y tenemos que estar en este proceso de cambio. Y en este tiempo no se trata solo de la defensa de los derechos, la defensa de los recursos naturales, la defensa de nuestras organizaciones: es todo eso y mucho más. Es la defensa de la vida, porque es la vida la que está en peligro. Se podrá salvar el planeta –y lo va a hacer-, pero se va a salvar sin nosotros… si es que no hacemos algo.

Territorialidad

Los territorios no son solo un espacio geográfico, como piensan los Estados. Son recursos naturales, es la frontera, es delimitación, es la estructura, es la organización, es mucho más, porque todo es integral. Ahí se vive y se convive, en los espacios de hanan pacha, kay pacha y ukun pacha.

En nuestros territorios tenemos organización política, autoridad propia, idioma propio y todo un conjunto de saberes legados de nuestros pueblos. Ahí es donde se impuso hace 518 años otra civilización venida desde occidente y nos colonizó con su pensamiento. El pensamiento eurocéntrico, que es individualista, militarista, racista, vertical, acumulador y depredador. Este pensamiento llegó y nos fue impuesto, un pensamiento monocultural, que nos dice que existe un solo dios, un solo Estado, un solo símbolo.

Nos visibilizamos

Los pueblos indígenas, que tenemos una cultura, hemos convivido hasta estos tiempos, no hemos muerto y hoy nos hacemos visibles. Tenemos ahora un Estado colonial, liberal monocultural, excluyente, que no ha reconocido a los pueblos indígenas como parte de él. Militarista, racista, y hasta gobiernos con facciones fascistas.

Estos Estados no dijeron nada de los pueblos. Hasta los finales de los 70 y los 80 éramos el ejemplo porque adornábamos los espacios para los turistas y no participábamos en la vida política de nuestros países, porque solo hacíamos folklore. Todavía el Estado peruano nos mira como folklore y no somos folklore.

Después de los 517 años de resistencia pasamos a la acción, de la resistencia a la propuesta, de la resistencia a la acción. La lucha de los zapatistas y la lucha del movimiento ecuatoriano despertaron al movimiento indígena en América Latina y desde ese momento no se ha detenido.

Proceso irreversible

Fenecido el siglo veinte, en el inicio del siglo veintiuno, aparece un nuevo proceso de debate y discusión, de movilización, de articulación y de respuesta. Nadie ha caminado por toda América Latina, de comunidad en comunidad, pero todos nos organizamos y movilizamos desde nuestras comunidades, desde nuestras propias organizaciones y desde nuestros espacios. Es un proceso irreversible, que no se va a detener. En América latina ya no se va a poder hacer más de lo que ya hicieron sin informar y sobre todo sin consultar a los pueblos indígenas.

Estamos en una turbulencia de conceptos, estamos en la construcción de nuevos paradigmas: ese es el nuevo escenario. Los pueblos indígenas no venimos solos, venimos con propuestas.

En el norte las políticas tradicionales se dedican a conceptualizar, a reglamentar la política. Pero en el sur los pueblos indígenas hacemos la política práctica: frente a un problema nos movilizamos, proponemos y actuamos. Eso se ha perdido en los otros espacios.

Crisis de civilización

Esta sociedad que dio estos estados uninacionales y que habló de bienestar, del vivir mejor, no logró el vivir mejor ni el bienestar de las sociedades. Nos ha llevado a destruir la naturaleza, al desequilibrio y ha generado las crisis en las que estamos. Aquí en el Perú el presidente (Alan García) dice que no hay crisis, pero la crisis está acompañada y va con él.

Tenemos una crisis ambiental, alimentaria, energética, financiera, de valores, climática… todas juntas a la vez. Las propuestas que nos plantean desde los Estados y desde los intelectuales que acompañan al proceso neoliberal, es que a la crisis ambiental hay que mitigarla o hay que adaptarse; a la crisis alimentaria responden con productos transgénicos; a la crisis energética, que hay que reemplazar con agrocombustibles; a la crisis financiera, hay que inyectar más recursos económicos a los bancos; a la crisis de valores, que hay que dar golpe de estado para proteger la corrupción; y a la crisis climática, que hay que depender de servicios ambientales, comercio de carbono, monocultivo, etcétera.

La solución que nos plantean es la misma: hay que seguir haciendo negocio de la Pachamama, la hemos destruido haciendo negocio y hay que hacer negocio para salvarla. ¿La vamos a salvar en estas condiciones? Nosotros decimos que no.

Democracia comunitaria

Por eso el proceso de discusión en que estamos en estos tiempos es sobre el buen vivir. El buen vivir se ha convertido ahora en algo que todo el mundo investiga, habla, escribe, pero no les consultan a los pueblos indígenas. Hablan y escriben los intelectuales, pero no revisan los documentos de los pueblos indígenas, no hablan con los líderes y nos van poniendo otra receta basada en el mismo neoliberalismo.

Entonces habría que decirles ahora lo siguiente: el buen vivir en democracia es la horizontalidad.

Nos han enseñado que hay una democracia representativa, en todos los parlamentos y procesos políticos, esta democracia representativa ya sabemos a donde nos ha llevado y no sirve en estos tiempos. Nos han dicho que sí a una democracia participativa, donde todos escuchan y dicen que así han participado.

Nosotros decimos que hay otra democracia, la democracia comunitaria. La democracia comunitaria no la construimos ahora, existe desde hace miles de años, ese es el ejercicio diario de consulta y participación permanente.

Lo otro que nos han dicho es que somos un estado monocultural. Nosotros les decimos no, nosotros proponemos un estado plurinacional que es el reconocimiento de la diversidad de pueblos que somos, diversidad de culturas, de los originarios ancestrales y de los originarios actuales, aquellos que están naciendo en estos tiempos, a los que llaman mestizos, a quienes hay que incorporar en el proceso. Por eso no nos sirve este Estado monocultural.

Leyes de la Pachamama

Los pueblos indígenas tenemos principios construidos en un proceso de acuerdo a las leyes de la naturaleza, somos pueblos que vivimos en par, en comunidad, donde se practica la reciprocidad, la dualidad, la complementariedad. Nosotros tenemos conocimiento y sabiduría, lo que ocurre es que nosotros no escribimos, no acumulamos en computadores y en papeles, acumulamos y recibimos la transmisión de generación en generación. Es por eso que nuestros conocimientos están acumulados en el propio pueblo y ahí los ejercemos. Por eso los derechos territoriales, los conocimientos y la justicia son ejercidos de manera colectiva, en conjunto: todos crecemos o decrecemos juntos.

Tenemos una economía distributiva. En nuestros pueblos no acumulamos, por eso no hay mendigos ni nadie que esté estirando la mano, convivimos entre nosotros y distribuimos la riqueza. Cosa contraria, en la otra sociedad nos enseñaron que hay que acumular, hay que sacar, no interesa de qué manera, para dejarlo al otro sin nada.

Nosotros tenemos autoridad propia, idioma, territorio y en todos los espacios nos desenvolvemos con ética, respeto por todos los seres, principalmente con la naturaleza y por la Pachamama, por eso ahora, en Bolivia y Ecuador se habla del derecho a la naturaleza como un sujeto y no como una mercancía.

Equilibrio y armonía

Por eso el hombre necesita la ética para el buen vivir, para equilibrar la naturaleza y la cultura, eso es lo que en estos tiempos se ha perdido: equilibrar el hombre y la mujer, entre la sociedad, entre los poderes del Estado. En la educación: no más educación para enseñarles a nuestros hijos que el crecimiento económico es la única forma de medir el crecimiento de la economía de un país, cuando con ese crecimiento de manera irracional lo que estamos haciendo es destruir la naturaleza, sobreexplotarla y mañana no tendremos la capacidad de devolver ese equilibrio. Hoy se nos dice en el Perú que debemos vender las minas, el petróleo, el gas y el día que se termine, ¿qué tendrán las futuras generaciones si hemos depredado la naturaleza?

Necesitamos el equilibrio entre la cultura y la naturaleza, convivir en armonía de hombres y mujeres, entre andinos y amazónicos, rurales con los de las ciudades, de ecuatorianos, bolivianos, peruanos y con todos reconstruyendo.

Esa es la otra tarea que nos queda, reconstruir el pensamiento y reconstruir lo que fuimos, lejos de las fronteras, lejos del armamentismo, lejos de las amenazas y lejos de estar acumulando solo capital y dinero que no nos sirve para nada. Entonces, abajo el consumismo, abajo la moda y vamos a reconstruir una sociedad mucho más justa para todos.


Una construcción colectiva

Mario Palacios Panéz,
Presidente de la Confederación Nacional de Comunidades del Perú Afectadas por la Minería, CONACAMI Perú

Primero, el movimiento indígena ha construido estos paradigmas, estas leyes en todos estos últimos veinte años o más de manera colectiva, es decir haciendo uso de su principio de complementariedad, reciprocidad, del Ayni. El movimiento indígena ha ido recogiendo desde esa diversidad de pueblos y culturas esta construcción. Desde el Ecuador la tesis de Estados Plurinacionales, desde Bolivia el concepto y la tesis del buen vivir, que también se plantea desde los otros pueblos, desde la amazonía, los aymaras, los quechuas, desde los otros pueblos indígenas de América en su conjunto.

El movimiento indígena ha ido incorporando otros conceptos como el derecho de la madre tierra, el derecho mayor, las democracias comunitarias, los estados plurinacionales. Esto es un proceso y está en plena construcción, a pesar de los enormes logros que ha tenido al constitucionalizar varios de estos paradigmas en Ecuador y Bolivia, y de universalizar el debate y la discusión, creo que eso es un aporte a la humanidad en su conjunto.

Segundo, es lo que se ha dicho sobre el buen vivir. El buen vivir no se puede entender de manera que unas mentes lúcidas o tal vez algunos iluminados, ilustrados hayan construido una teoría, no es así. El buen vivir es la construcción colectiva de pueblos, de nacionalidades, de misiones colectivas, de esperanzas colectivas, de crear y recrear, y en esta etapa de franca confrontación con el modelo y con el sistema capitalista global, hemos ido y seguimos construyendo.

El buen vivir tiene que ver con todos los aspectos de la vida, no es solamente con la defensa de la madre tierra, o con la relación armónica de la madre tierra con el hombre, o de la relación del hombre con la madre tierra o del hombre con el hombre, y del hombre con el conjunto de sociedad, tiene que ver con muchos aspectos. El buen vivir tiene que ver con el buen alimentarse, con el buen dormir, con el buen bailar o danzar, porque en el mundo andino, ancestralmente y hasta hoy en nuestras comunidades todos los trabajos lo hacemos bailando, porque el trabajo es una alegría y no un castigo como en la concepción occidental.

Todavía el buen vivir sigue siendo un proceso en construcción, y ceo que desde nuestros pueblos, desde la diversidad de nuestros pueblos, en cada país estamos aportando. Hoy día lo que hemos podido recoger es el buen vivir desde el mundo andino, desde las comunidades andinas, de la subregión andina, y creo que hay enormes aportes en ese sentido.

Tercero, es que a partir de estas tesis del buen vivir, este nuevo paradigma, los pueblos indígenas hemos empezado a cuestionar, a rebatir algunos conceptos sobre los que se cimienta el capitalismo occidental. Uno de estos cimientos del capitalismo está en el crecimiento, en el desarrollo. Y como el crecimiento y el desarrollo son palabras desgastadas, falaces, mentirosas, hipócritas, entonces  los economistas, los estudiosos occidentales, le han puesto apellido al desarrollo, han puesto desarrollo sostenido, desarrollo sustentable; lo último para engañar a los indios: han dicho desarrollo con identidad.

Pero, en el fondo, el desarrollo occidental es lo que nos ha llevado a esta situación de riesgo inminente para la humanidad en su conjunto. No es que el planeta esté en peligro, el planeta va a seguir existiendo, la madre tierra, la pachamama, el mundo como lo conocemos va a seguir existiendo, de otra forma. Lo que estamos viviendo, la furia de la madre tierra, es la respuesta a tanta destrucción y a tanta contaminación. Los que no vamos a existir somos los seres humanos, pero otras formas de vida van a seguir existiendo.

El culpable de esta situación de crisis que estamos viviendo es el capitalismo, la acumulación. Recordemos una tesis que el compañero y hermano Evo Morales difundió: los diez mandamientos para el buen vivir, y uno de ellos es que para el buen vivir hay que liquidar al capitalismo.

Cuarto, este proyecto del buen vivir, como el proyecto de los pueblos indígenas, es un proyecto de vida, de la vida, por la vida y para la vida. No es solamente un proyecto que tenga que ver con una reivindicación social del hombre, sino de la vida en su conjunto, de todas las formas de vida. Creo que si estos últimos 150 o 200 años la lucha ha estado centrada en la reivindicación social de la humanidad para la humanidad, en el presente siglo se abre un nuevo escenario, un inmenso escenario en donde no solamente el hombre es el protagonista, sino más bien el protagonista -en aras de que el hombre continúe en la madre y con la madre tierra- son los derechos de la madre tierra.

Ese es el aporte del mundo indígena, de los pueblos indígenas, del movimiento indígena al conjunto de la sociedad.
Todo está interconectado, interrelacionado y es interdependiente

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