viernes, 4 de diciembre de 2009

Pastor Murillo: Observaciones y Recomendaciones del CERD


Pastor Murillo
Miembro del Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial de las Naciones Unidas

Muy buenas noches.

Yo les agradezco la oportunidad de compartir estos momentos con todos ustedes. Agradezco muy en especial a la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos por su amable invitación, que me ha permitido en estos tres días en Lima, completar un proceso de interlocución con diferentes actores sociales, institucionales y políticos, en torno a las Observaciones y Recomendaciones del Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial, con ocasión de la evaluación al informe del Perú, que fuera presentado tras diez años de ausencia en el Comité.


Esta evaluación coincidió en una coyuntura marcada por varios hechos a nivel internacional. Aquí en el Perú, por los dolorosos hechos de Bagua del 5 de junio. Mientras esto ocurría aquí, el 5 de julio en China las comunidades Han y los Uigures, comunidades mayoritarias allá, se habían enfrentado de manera feroz con un saldo bastante elevado de muertos. Al mismo tiempo, en Chile, la comunidad indígena estaba, todavía lo está, en tensiones con el gobierno alrededor de reivindicaciones territoriales. Como Perú y Chile, Colombia también fue materia de examen de este pasado periodo de sesiones. Ustedes saben las dificultades por la que atraviesan los pueblos indígenas en el marco del conflicto armado interno en mi país, justamente en esos meses se habían presentado varias masacres de miembros de la comunidad indígena Awa, territorio fronterizo con Ecuador. Hechos como estos son los que nos mantienen con las alarmas prendidas, porque, como ustedes recordarán, en la década de los noventa la comunidad internacional logró constatar que la mayor parte de los conflictos que existían a nivel internacional tenían su línea en la diferencia desde el punto de vista étnico y cultural. Este tipo de conflicto tuvo su principal protagonista en Europa del Este, donde todavía sigue siendo materia de preocupación porque mantiene las alarmas prendidas.

El Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial surgió en el contexto de la Segunda Guerra Mundial y desde el año 1969 viene ocupándose de la problemática de racismo y discriminación racial.

Es un órgano compuesto por 18 expertos individuales a nivel mundial, que se ocupan del seguimiento de la Convención para la Eliminación de Todas Formas de Discriminación Racial. Su principal labor gira en torno al examen de los informes que periódicamente deben presentar los Estados parte, como fue el caso particular de Perú.

La preocupación del Comité en este momento, en el caso peruano, se centró básicamente en definir hasta dónde el Perú ha avanzado en el proceso de redefinición de las relaciones entre el Estado con los Pueblos Indígenas y los pueblos afro descendientes. Hasta dónde el Perú ha avanzado en el proceso de inclusión, en el proceso de reconocimiento que vienen dando algunos países del hemisferio y que se ve mucho más visible. Particularmente lo será cuando conozcamos los procesos de inserción de la variable étnica en las estadísticas públicas. Es muy indagado cada país en torno a este tema y el Comité, como es su función, trató de establecer un diálogo muy constructivo con la delegación peruana. Los echamos de menos en esa oportunidad cuando la delegación estuvo encabezada por el Ministro de Justicia Aurelio Pastor.

Si bien es cierto que el problema de Bagua, es un tema central, habríamos querido un diálogo mucho más fluido, mucho más constructivo en torno a esa pregunta de fondo que le hizo el Comité a la delegación peruana: cómo ve el Estado a las comunidades dentro del proyecto político de construcción nacional del Perú, cómo ve ahí a las comunidades indígenas, a las comunidades afro descendientes, cómo las visualizan.

Esta es una pregunta que pasa por el auto-reconocimiento de la autonomía, de los derechos territoriales, del derecho a la identidad cultural, pero desde una perspectiva horizontal como visión de Estado. Desafortunadamente, no lo logramos percibir, no lo pudimos captar. Entonces el tema estadístico, el tema de cómo está el proceso de inclusión de los pueblos indígenas, de los pueblos afro peruanos en toda la vida nacional, hicieron parte de las inquietudes y preocupaciones del Comité en este momento. Alrededor de ello hay un eje central en todas las diferentes tensiones: los procesos de consulta previa.

Todo esto tiene que ver con los proyectos de desarrollo con la visión económica que finalmente tiene un país para desarrollarse. Perú destaca en los últimos años porque en medio de la crisis económica ha logrado un nivel de crecimiento bastante importante. Pero la pregunta del Comité es: ¿de qué manera ese crecimiento económico del Perú está afectando positivamente a los Pueblos Indígenas, a los pueblos afro descendientes? Es decir, lo que algunos expertos llaman ese crecimiento pro pobre, dirigido a las poblaciones que están en la base de la pirámide social del país, en este caso del Perú.

En torno a estos aspectos emerge el tema de la consulta previa, que está estrechamente relacionado con la redefinición con las relaciones entre el Estado y los Pueblos Indígenas. La pregunta es de qué manera la construcción de un proyecto, de una obra o una actividad considerada como estratégica o fundamental para el progreso del país afecta a todos los intereses que están en juego y de qué forma a los grupos socialmente marginados y discriminados se les reconoce o no sus derechos.

Hay tres principios que fluyen cuando hablamos de consulta previa. Uno de ellos es el pleno conocimiento, que la comunidad esté debidamente informada; en segundo lugar que se lleve a cabo por procedimientos apropiados y; en tercer lugar que se lleve a cabo de buena fe. Estos son los principios que establece el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

La Indagación del Comité giró en torno a hasta dónde se han estado aplicando estos presupuestos en los procesos que se han venido llevando a cabo. Lo que constatamos fueron hechos como el de Bagua, que a la postre es el reflejo de la falta de previsión de los previsible, de que no hay una institucionalidad fuerte que estudie de manera sistemática las realidades y especificidades de los grupos étnicos y que tenga la capacidad de anticiparse y proponer alternativas de diálogo, de concertación, de interlocución que conduzcan a que situaciones de esta naturaleza y tensiones no tengan por qué presentarse.

Constato de manera muy particular que la experiencia de Ecuador, donde hay antecedentes de un movimiento indígena que ha tenido incidencia en la caída de dos presidentes de ese país, no parece ser tomada en cuenta. Se ve una actitud muy reactiva por parte de los países andinos y Perú no es una excepción en torno a este particular.

En torno a estos aspectos generales giraron las preocupaciones del Comité. En esta oportunidad esta visita a Perú ha tenido como eje central colocar sobre la mesa esas recomendaciones. De allí que en la interlocución con la Defensoría del Pueblo ésta ha demostrado una actitud muy receptiva en torno al tema. La tuvo la propia defensora, así como la Fiscal de la Nación, la Cancillería y otras autoridades.

El mensaje que hemos querido transmitirles es que la institucionalidad entienda que los pueblos indígenas y los pueblos afro descendientes cuentan en el país. No se trata de esperar que se generen situaciones detonantes y tengan que reaccionar. Hay que dar un paso adelante observando estos principios con buena fe, a través de un proceso de interlocución fluida. Es muy previsible que se sigan presentando situaciones similares a las de Bagua y las tensiones y los conflictos van a estar ahí vigentes. Ese ha sido el mensaje.

Hemos tomado muy atenta nota de un hecho importante. Recientemente, en las últimas semanas, el Presidente Barack Obama expidió un memorando a todos sus directivos en el que los orienta sobre la necesidad de llevar a cabo un proceso de consulta muy fluida con los pueblos indígenas en Estados Unidos. El memorando constata que la ausencia de una interlocución respetuosa y responsable con los pueblos indígenas ha sido causa en el pasado de muchas situaciones desafortunadas y que en consecuencia hay que tomar acción. Ahí es a donde estamos invitando.

En todos estos procesos es muy evidente que la sociedad civil juega un rol muy importante. El Comité suele recibir de todos los países informes alternativos, previo a su evaluación al informe del Estado parte. Aquí recibimos informes de la Coordinadora de Derechos Humanos, de la Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas y la Confederación Nacional de Comunidades del Perú Afectadas por la Minería, las Organizaciones Afro descendientes, que permiten a instancias de esta naturaleza tener una mirada crítica y equilibrada de la situación.

Perú tiene más casos ante la CIDH -Comisión Interamericana de Derechos Humanos-, el impacto económico no sé cuál sea, pero Colombia está comprometida en el pago de más de 50 millones de dólares por productos de sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y arreglos amistosos ante ella, que corroboran que en el centro de la preocupación de estos hechos está la falta de previsión de lo previsible y la necesidad de que el sistema judicial opere adecuadamente.

En el caso particular de Perú, la población expresa una preocupación muy evidente de las comunidades indígenas que fueron afectadas por los conflictos armados dados aquí, en el tema de verdad, justicia y reparación. Lo que está claro es que si no se dan los pasos adecuados, el expediente internacional se va abultando cada vez más y las consecuencias para el Estado pueden ser bastante negativas.

Este ha sido el mensaje que les hemos traído aquí a las autoridades: la invitación a que fortalezcan un diálogo constructivo con los sectores sociales, con las organizaciones étnicas. Y aquí insisto en que el rol de la sociedad civil, de la academia, es igualmente de la  mayor importancia, por eso tomamos muy en cuenta los informes sombra, los informes alternativos.


NOTA: Trascripción de una ponencia ofrecida el día 12 de noviembre de 2009, en la Casona de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos – Lima. Durante el Foro: “Discriminación Racial en el Perú: Recomendaciones y Observaciones del CERD al Perú”.


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