Bolivia busca
"justicia climática"
Bolivia quiere cobrar "deuda
histórica."
James Painter
Fuente: BBC, Barcelona.
Un grupo de organizaciones sociales bolivianas intenta conseguir apoyo
internacional en las conversaciones sobre el cambio climático que tienen lugar
en Barcelona para la creación de un tribunal internacional especial que juzgue
casos de “justicia climática.” Las agrupaciones esperan que esa corte pueda
instar a las empresas multinacionales a que paguen compensaciones a las
comunidades indígenas que sufren el impacto del calentamiento global.
La propuesta
cuenta con un fuerte respaldo del presidente de Bolivia, el aymara Evo Morales,
y sus aliados del ALBA. La semana pasada, de visita en Londres, el presidente
ecuatoriano, Rafael Correa, manifestó su apoyo a la propuesta y dijo que países
como Ecuador y Bolivia precisan “cobrar la deuda ecológica que se les debe.”
Los negociadores
bolivianos buscan aliados en otras partes del mundo que apoyen lo que ellos
llaman “justicia climática,” sobre la cual decidiría un tribunal. “No queremos
ser vistos como mendigos,” dijo a la
BBC Ángela Navarro, una de las negociadoras. “No hemos venido
a pedir limosna, queremos justicia.”
Los detalles
sobre cómo trabajaría el tribunal y bajo qué auspicios actuaría se encuentran
en los primeros pasos de elaboración. Los presidentes de los países del ALBA
acordaron en su última reunión, en octubre, establecer un grupo de trabajo
especial que examine la constitución de esa corte.
Deuda histórica
Muchos países
apoyaron la idea de los derechos de la Madre Tierra. Por lógica, alguien tiene que
sancionar estos derechos
Moisés Huarachi,
negociador boliviano.
Los impulsores de
la idea aseguran que los países industrializados y sus empresas tienen una
deuda histórica por la contaminación que han hecho al planeta y que deberían
pagar algún tipo de compensación.
“Las empresas
petroleras de alguna manera deberían compensar a los pueblos indígenas, que
están sufriendo los impactos,” dice Moisés Huarachi, quien representa a
organizaciones sociales bolivianas y a la vez pertenece a la delegación oficial
en Barcelona. “Tal vez esto sea a través de la transferencia de tecnología, no
tanto de dinero.”
Huarachi está a
favor de una nueva corte internacional imparcial que trabaje con independencia
de las instituciones de Naciones Unidas, aunque quizás bajo la supervisión de la ONU. “Nosotros, los pueblos
indígenas, no confiamos mucho en los mecanismos de las Naciones Unidas.”
El mes pasado,
las organizaciones sociales de Bolivia recrearon su propia versión del tribunal
sobre cambio climático en Cochabamba, integrado por expertos internacionales de
medio ambiente que “escucharon” siete casos de comunidades de Bolivia, El
Salvador, Colombia y Perú que se ven afectadas por el cambio climático o por la
actividad de empresas mineras.
Los organizadores
explicaron que la corte no tenía poder legal, pero que “respondió a la
necesidad de dar respuesta a una ausencia de mecanismos e instituciones que
sancionen los delitos climáticos.”
Bolivia amenazada
Uno de los casos
estudiados en Cochabamba fue el de la comunidad aymara de Khapi, que reside en
las alturas de los Andes bolivianos. Sus habitantes temen ser gravemente
afectados por el derretimiento del glaciar Illimani, que suple de agua a la
comunidad.
Su apremiante
situación está explicada en un detallado informe emitido esta semana en
Barcelona por la agencia de desarrollo internacional Oxfam que trata sobre la
vulnerabilidad de Bolivia ante el cambio climático.
El glaciar del Illimani
podría desaparecer.
Según el informe,
el derretimiento de glaciares, los desastres naturales, la propagación de
enfermedades, los incendios forestales y el clima cambiante amenazan con dañar
a Bolivia, uno de los países más pobres de América Latina.
Sin embargo, el
informe también señala que Bolivia es responsable de un pequeño porcentaje de
emisiones globales.
El documento
concluye que “las recientes propuestas del gobierno boliviano para la
conformación de un tribunal internacional de justicia climática resaltan la
necesidad de (…) mecanismos de rendición de cuentas, que exijan responsabilidad
de los países o entidades que aporten a la contaminación, a la vez que compense
a los países vulnerables.”
Derechos de la Madre Tierra
Los críticos
vaticinan que, si entra en vigencia, la propuesta deberá sortear grandes
obstáculos y que será difícil dar a una corte internacional el estatus legal
para multar a empresas por “delitos climáticos.” Por otra parte, la idea de un
tribunal puede perderse en la marea de propuestas emitidas por países
latinoamericanos.
Brasil y México,
las dos voces más fuertes de América Latina en las conversaciones sobre cambio
climático, se enfocan en cuánto deberían reducir sus emisiones de gases de
efecto invernadero en caso de que los países desarrollados acepten realizar
mayores reducciones y mejores ayudas a los países en desarrollo. Uruguay
anunció en las conversaciones que espera aumentar la proporción de energía
renovable al 15% para 2015. Perú habla de recortar las emisiones producidas por
la deforestación, mientras que incluso Ecuador, uno de los mayores impulsores
del tribunal, prioriza la idea de recibir dinero de la comunidad internacional
por no explotar el petróleo del parque nacional de Yasuni.
Sin embargo,
Moisés Huarachi cree que otros países fuera de América Latina que han apoyado
las ideas bolivianas en reuniones anteriores darán su respaldo. “En Bangkok
muchos países apoyaron la idea de los derechos de la Madre Tierra. Por
lógica, alguien tiene que sancionar estos derechos.”
Huarachi espera que
algunos países africanos respalden la incorporación de esta corte en el texto
final del acuerdo de Barcelona.
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