Ante
el inminente fracaso de la Cumbre de Copenhague, urge cambiar radicalmente la
relación con la Pachamama.
Por: Norma Aguilar Alvarado
Comunicaciones
CAOI
Estados Unidos y China han advertido
que la 15º Conferencia de las Partes (COP15) del Convenio Marco de las Naciones
Unidas sobre Cambio Climático que se reunirá en Copenhague, Dinamarca, en
diciembre próximo, no logrará un acuerdo sobre las metas de reducción de
emisiones de gases de efecto invernadero. El fracaso de la reciente reunión de
Barcelona ya había hecho prever este panorama desalentador.
El problema es de enfoque. Todos saben
que el planeta está en peligro y que si no se toman medidas radicales y
efectivas, la vida desaparecerá. Pero mientras se siga viendo a la Tierra solo
como el depósito de recursos para la acumulación individual, todo intento de
diálogo conducirá, como máximo, a medidas paliativas y no a soluciones
efectivas. De lo que se trata, entonces, es de replantear las relaciones con la
naturaleza.
Debemos entender que la naturaleza es
un ser vivo y nosotros somos parte de ella. Los pueblos indígenas dicen: “la
Pachamama nos cría y nosotros la criamos a ella”. Y es que los pueblos
indígenas no trabajan para la acumulación individual sino para satisfacer las
necesidades de todos. Por eso el trabajo es una fiesta, una forma más de
diálogo entre los miembros de la comunidad y con la naturaleza.
La biodiversidad –en peligro por el
calentamiento global- es la mayor riqueza de este planeta y es la que dio
origen a la inmensa diversidad cultural que la habita. Los seres humanos y los
pueblos se formaron en su relación con ella, en su cuidado, en su crianza, en
una eterna reciprocidad por los bienes que nos ofrece para sobrevivir. Pero las
invasiones de Europa al Abya Yala (hoy América) y otros continentes, cortaron
abruptamente estas civilizaciones que supieron vivir en armonía con la Madre
Tierra durante decenas de milenios, para, en solo quinientos años de saqueo,
mercantilización y depredación de la naturaleza, conducirnos al borde de un
cataclismo climático global.
Si reconocemos a la naturaleza como un
ser vivo, la hacemos sujeto de derechos. Hay un vasto movimiento social en todo
el mundo que comparte la propuesta de redactar y adoptar en el seno de las
Naciones Unidas una Declaración de los Derechos de la Naturaleza. Y algunos
gobiernos de la región (Bolivia, Ecuador) han hecho suya esta iniciativa.
La ONU y el planeta
La preocupación por el cuidado de la
naturaleza no es nueva en la comunidad internacional. En 1982, la Asamblea
General de las Naciones Unidas aprobó la Carta Mundial de la Naturaleza. Cinco
años después, la Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo emitió el
Informe “Nuestro Futuro Común”, conocido como Informe Brundtland, cuyo llamado
principal es precisamente a la creación de una Carta que contenga los
principios fundamentales para una vida sostenible.
El 9 de mayo de 1992, la ONU adopta la
Convención Marco sobre el Cambio Climático, que entró en vigencia en 1994. Ese
mismo año, en Río de Janeiro, Brasil, se reúne la primera Conferencia sobre
Medio Ambiente y Desarrollo, que dio lugar a la Agenda 21, un Plan de Acción
que los Estados deberían llevar a cabo para transformar el modelo de desarrollo
actual, basado en una explotación de los recursos naturales como si fuesen
ilimitados y en un acceso desigual a sus beneficios, en un nuevo modelo de
desarrollo que satisfaga las necesidades de las generaciones actuales sin
comprometer la capacidad de las generaciones futuras. Diez años después se
reúne la segunda Conferencia en Johannesburgo, Sudáfrica.
Entre ambas conferencias, conocidas
como “Cumbres de la Tierra”, los países industrializados se reúnen el 11 de
diciembre de 1997 en Kioto, Japón, y se comprometen a ejecutar un conjunto de
medidas para reducir los gases de efecto
invernadero, fijándose metas hasta el año 2012. Estados Unidos
retiró su firma de este documento, llamado Protocolo de Kioto. La Cumbre de
Copenhague, en diciembre, debería asumir nuevos compromisos en este campo para
el 2013 en adelante, pero ya los países poderosos adelantaron que no habrá
acuerdo.
La Carta de la Tierra
Mientras todo este proceso se
desarrollaba, también se iba gestando un documento que intentaba ser una Carta
Magna o Constitución del planeta. Y el 29 de junio del 2000 es lanzada
oficialmente la Carta de la Tierra en La Haya, Holanda. Se trata de una
declaración solidaria que afirma que es posible vivir y disfrutar de la Tierra
sin destruirla y sin causar daños a las comunidades humanas ni al conjunto de
seres vivos que la habitamos. Y que reconoce y advierte que para lograrlo se
necesita un cambio de mentalidad y de corazón.
La Carta de la Tierra está estructurada
en cuatro principios angulares que contienen 16 principios generales, a saber:
2. Cuidar la comunidad de la vida con
entendimiento, compasión y amor.
3. Construir sociedades democráticas que
sean justas, participativas, sostenibles y pacíficas.
4. Asegurar que los frutos y la belleza
de la Tierra se preserven para las generaciones presentes y futuras.
II.
Integridad ecológica
5. Proteger y restaurar la integridad
de los sistemas ecológicos de la Tierra, con especial preocupación por la diversidad biológica
y los procesos naturales que sustentan la vida.
6. Evitar dañar como el mejor método de
protección ambiental y, cuando el conocimiento sea limitado, proceder con
precaución.
7. Adoptar patrones de producción,
consumo y reproducción que salvaguarden las capacidades regenerativas de la
Tierra, los derechos humanos y el bienestar comunitario.
8. Impulsar el estudio de la
sostenibilidad ecológica y promover el intercambio abierto y la extensa
aplicación del conocimiento adquirido.
III.
Justicia social y económica
10. Asegurar que las actividades e
instituciones económicas, a todo nivel, promuevan el desarrollo humano
de forma equitativa y sostenible.
11. Afirmar la igualdad y equidad de
género como prerrequisitos para el desarrollo sostenible
y asegurar el acceso universal a la educación, el cuidado de
la salud y la oportunidad económica.
12. Defender el derecho de todos, sin
discriminación, a un entorno natural y social que apoye la dignidad humana,
la salud física y el bienestar espiritual, con especial atención a los derechos
de los pueblos indígenas y
las minorías.
IV.
Democracia, no violencia y paz
13. Fortalecer las instituciones democráticas en todos los
niveles y brindar transparencia
y rendimiento de cuentas en la gobernabilidad,
participación inclusiva en la toma de decisiones y acceso a la justicia.
14. Integrar en la educación formal y en el
aprendizaje a lo largo de la vida, las habilidades, el conocimiento y los valores
necesarios para un modo de vida sostenible.
15. Tratar a todos los seres vivientes
con respeto y consideración.
Así, en resumen, la Carta de la Tierra muestra que
la protección del medio
ambiente, los derechos
humanos, el desarrollo
equitativo de los pueblos y la paz son
interdependientes e indivisibles. Todos los problemas están relacionados: los
ambientales, los sociales, los económicos, los políticos y los culturales, lo
cual invita a promover soluciones que los tengan en cuenta conjuntamente.[]
Derechos de la Pachamama
¿Por qué no retomar estos principios
para, a partir de la Carta de la Tierra, redactar y aprobar una Declaración de
los Derechos de la Naturaleza? El cambio de mentalidad y de corazón es posible,
como decíamos al inicio: basta con dejar de ver el planeta como un depósito de
recursos para ser saqueados, mercantilizados y servir al enriquecimiento de
unos pocos. Basta con volver a la armonía con nuestra Pachamama. Se trata,
sencillamente, de defender la vida, toda la vida, con sus riquísimas
diversidades biológicas y culturales.
El año que termina ha sido rico para el
movimiento indígena en este camino. En mayo se reunió en Puno la IV Cumbre de
Nacionalidades y Pueblos Indígenas del Abya Yala, que tomó tres acuerdos
centrales para difundir las demandas y propuestas en torno al calentamiento
global: la Minga Global por la Madre Tierra, que se realizó en octubre; la
creación del Tribunal Internacional de Justicia Climática, que tuvo su primera
Audiencia en Cochabamba, Bolivia, en el marco de esta Minga Global; y la
realización de una cumbre paralela a la Conferencia de Copenhague en diciembre.
La Coordinadora Andina de
Organizaciones Indígenas (CAOI), sus organizaciones integrantes y diversas
organizaciones del movimiento social del continente, Europa y otras latitudes,
participarán en esta Cumbre Alternativa, en cuyo marco se desarrollará una
nueva Audiencia del Tribunal Internacional de Justicia Climática.
Como hijos de la Madre Naturaleza, la
adopción de una Declaración de sus Derechos forma parte central de nuestra
agenda.
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